USO DEL CINE COMO MEDIO EDUCATIVO PARA NIÑOS
El cine, empleado como fuente de información, permite adentrarse en
el estudio de la sociedad, conocer culturas diferentes a la propia
(interculturalidad), formar visiones en torno a acontecimientos pasados,
presentes y futuros (nos permite juzgar, ponernos en el papel de los
personajes históricos más relevantes y preguntarnos el por qué de sus
actos y del devenir del mundo), entrar en contacto con valores, ideas,
pensamientos, actitudes, normas…
Estos y otros aspectos convierten al cine en un recurso más a
disposición no solo del docente, sino también del currículum, a todos
los niveles, aunque nosotros nos centremos aquí en lo que toca a la
primaria, sobre todo. Experiencias anteriores (Marín y González, 2006)
nos han permitido constatar cómo el cine puede actuar como un recurso
didáctico y pedagógico al servicio de la enseñanza. Como afirma Méndez
(2001: 23), los medios de comunicación, y en particular el cine,
“actúan como educadores informales
”,
es decir, tras su dimensión lúdica esconden una faceta formativa, y si
se poseen las herramientas y los criterios adecuados (formación, actitud
crítica, predisposición al aprendizaje…) se pueden concebir desde otras
perspectivas más formales y, en consecuencia, con un objetivo
educativo.
Por tanto, el cine puede actuar como instrumento educativo debido a:
– Su capacidad de formar e informar de forma distendida y lúdica. El
estudiante no es consciente de estar siendo educado. Para él, ver cine
en clase es una actividad que se escapa de lo habitual, que le sirve
para evadirse de sus tareas normales dentro del aula, lo que incrementa
su interés y participación.
– Ayuda a los alumnos a la resolución de conflictos al presentar a la
sociedad (casi) como es. Les muestra el mundo y les proporciona un
ejemplo de las relaciones que en él se establecen.
“Podemos
hablar, por tanto, de un cine formativo, el cual tendría como finalidad
principal, la mejora de los conocimientos de los telespectadores
” (Vega, 2002: 123-129).
Como señala Martínez-Salanova (2002:78), su utilización en el aula puede ser de dos maneras:
–
“Como instrumento técnico de trabajo
”, es decir,
que sirva como elemento o punto de partida para conocer diversos modos
de acceder a la sociedad y describir la realidad.
– Y como
“sustento conceptual, ideológico y cultural
”, base necesaria para que los alumnos vayan configurando su personalidad.
Tampoco debemos olvidar las dos posibilidades de tipo psicosocial de las cuales nos hablan Loscertales y Núñez (2001: 24-25):
a) “Espejo de la sociedad en la cual se produce, desarrollando los
diferentes estereotipos más habituales”. El cine no es más que la
representación de lo que ocurre, ha ocurrido u ocurrirá en el mundo; se
convierte así en un fiel reflejo de la sociedad, con sus tópicos,
costumbres y tradiciones.
b) “Generador de modelos (buenos y malos), tanto referidos a valores e
ideologías, como a las pautas actitudinales”, muy importantes para el
ámbito escolar, pues es imprescindible dotar a los alumnos de un sentido
crítico a la par que selectivo, para que puedan desarrollar su
pensamiento propio y elegir por sí mismos.
No debemos olvidar que uno de los principales problemas de la
sociedad actual, que afecta directamente a los niños y que se hace
patente desde edades muy tempranas, agravándose durante la adolescencia,
es la ausencia de determinados valores humanos y sociales que son
necesarios para una convivencia pacífica y cuyo fomento es una prioridad
en educación, en este mundo cada vez más convulso (crisis económica,
revueltas sociales…).
Esto provoca malestar en los padres, educadores y la sociedad en
general, que no sabe cómo afrontar y resolver este problema, y el cine
puede resultar un elemento muy válido para transmitir y fomentar la
recuperación de ciertos valores dentro del ámbito educativo.
Es por ello que algunos organismos nacionales y autonómicos, entre los que se encuentran el Ministerio de Educación
[1],el Gobierno de Cantabria
[2], la Comunidad de Castilla-La Mancha
[3], la Junta de de Extremadura
[4] o la Junta de Andalucía
[5], están realizando políticas de educación y fomento de los valores en todos los niveles educativos
[6]. Ellos, y muchos autores, usan entre otros recursos, el cine para trabajar esos valores
[7].
El fomento de determinados valores es una prioridad educativa, ya que
están presentes en una persona casi desde los inicios de su vida.
Primeramente, el niño adquiere valores imitando la forma de actuar de
los adultos y, con el tiempo, escogen unos u otros y los van haciendo
suyos, influidos en su elección por cuatro agentes:
– Familia.
– Escuela.
– Amistades (grupo de iguales).
– Medios de comunicación de masas.
Aunque será finalmente él, a través de un razonamiento personal, quien decida qué valores adquieren mayor importancia.
Hoy en día es habitual que los niños vean películas en la escuela. En
ocasiones estas prácticas son beneficiosas y productivas para los
alumnos, como, por ejemplo, ver películas en inglés con subtítulos en
este idioma para mejorar la pronunciación, el vocabulario…; pero, en
ocasiones, únicamente sirve para rellenar huecos, ya sea en las horas de
tutoría, por ausencia de algún profesor, o en las fechas previas a las
vacaciones. Con este tipo de actuación se muestra al cine como un mero
entretenimiento, cuando en realidad puede aprenderse mucho de él.
“El hecho de que algunas historias que llegan a través del cine
tengan tanto poder e influencia sobre el público receptor, hace pensar
que no se trata solo de un mero entretenimiento, sino que es necesario
tenerlo en cuenta como objeto de estudio académico por parte de
investigadores y docentes. Es un medio capaz de configurar mentalidades e
influir creando paradigmas de actuación, sobre todo en el público
infantil, que es el que nos ocupa. Y su importancia radica en que los
mensajes contenidos pueden modificar el comportamiento de estos
receptores de forma positiva o negativa, ya que ejercen un alto poder de
persuasión debido a la escasez de edad del receptor y su falta de
madurez personal”. (De la Torre et al, 2005: 37- 53).
Por otro lado, la incursión de las TIC y los cambios en los ámbitos
familiar y escolar, dan lugar a un nuevo espacio social muy cambiante y
al que es difícil adaptarse. La escuela es un lugar de fomento del
conocimiento y de la educación, y no puede quedarse al margen de los
problemas que estas transformaciones producen.
“Es necesario formar al niño, al adolescente y al joven de la actual
sociedad, que se halla en crecimiento integral y preparándose para su
prolongado rito de entrada en el universo de los adultos (de la toma de
decisiones y la responsabilidad), en comprender y analizar uno de los
elementos que más importancia tendrá en el transcurso de su vida, la
comunicación, cuya forma y características se encuentran paulatinamente
transformadas debido a la irrupción de nuevos instrumentos”. (Gómez
Galán, 2003: 28).
Para ello, la escuela debe replantearse sus metas, sus contenidos y
su metodología. Debe buscar soluciones, reflexionar sobre la formación
cultural que se quiere potenciar y averiguar cómo integrar la cultura
mediática en las escuelas, cómo transformar los medios de comunicación
en objeto de estudio y análisis y cómo lograr que los estudiantes
dirijan este conocimiento a su vida cotidiana.
Existen varias razones para incorporar al currículum una educación
para los medios de comunicación en general y el cine en particular, pero
destacaremos dos:
– Alfabetizar al alumnado en el dominio de códigos y lenguajes
expresivos de estos medios, es decir, que no solo conozcan el lenguaje
cinematográfico o televisivo, sino que también interpreten y lean entre
líneas, vean más allá de la información que reciben, la hagan propia y
útil para ellos.
– Formar ciudadanos que sepan desenvolverse inteligentemente en un
contexto social mediático, que no se dejen influir por lo que los medios
ofrecen, que desarrollen una actitud crítica frente a la información
que reciben.
Más que transmitir información, la función educativa de la escuela
contemporánea debe orientarse a provocar la organización racional de la
información fragmentaria recibida y la reconstrucción de las
preconcepciones acríticas, formadas por la presión reproductora del
contexto social, a través de mecanismos y medios de comunicación cada
día más poderosos y de influencia más sutil (A. Pérez 1992:32).
La función de la escuela supondrá la formación de ciudadanos más
cultos, responsables y críticos, ya que el conocimiento es necesario
para el desarrollo de sus capacidades y su integración plena en la
sociedad.
En resumen, en la actualidad debemos hablar de una educación
(alfabetización) mediática como instrumento para potenciar una educación
en valores que desarrolle una actitud crítica en los alumnos en torno
al cine y a la información que reciben a través de los medios, que les
permita concebir una escala de valores personal y útil para enfrentarse a
la sociedad en el futuro.
El cine ocupa un lugar relevante en la vida personal y social, por lo
que es lógico que preocupe abordar su naturaleza, comprenderlo e
interpretarlo. Goza de prestigio como fuente cultural.
La cultura individual es el sedimento personal de todo cuanto una
persona percibe e interioriza en su entorno por medio de aprendizajes
formales o no formales. En una sociedad como la actual, conviene tener
una cultura audiovisual adecuada. Saber ver cine, que es lo que nos
ocupa ahora, lo es, y tener las claves que permiten conocer tanto el
significado como el significante en un relato cinematográfico, nos
permitirá el acceso a mundos desconocidos de forma más accesible, ya que
la imagen siempre es la representación, en general motivada, de una
realidad cercana o lejana (Pujals y Romea, 2001: 32).
Objetivos de la integración del cine
Según Martínez-Salanova (2002: 77-83) los objetivos que se han de
perseguir con la integración del cine en el currículum (Educación
Primaria), son:
–
“Permitir que el alumnado conozca uno de los lenguajes
audiovisuales en los que la interacción de los códigos verbales y no
verbales es más rica y eficaz para la transmisión de significados y la
construcción de los imaginarios personajes
”.
–
“Facilitar un medio para el conocimiento y la expresión
que beneficia al desarrollo de las capacidades creativas, cognoscitivas,
artísticas y expresivas”.
– “Propiciar un instrumento para la creación a partir de los conocimientos y experiencias propias
”.
A esto podría añadirse:
– Transmitir valores útiles para trabajar la resolución de conflictos
– Desarrollar el sentido crítico del alumnado
En definitiva, el cine presenta a la sociedad y a los seres que
habitan en ella, interaccionando unos con otros, relacionándose entre sí
y protagonizando actividades de la vida cotidiana. Esto es lo que
convierte al cine en un recurso didáctico muy interesante, que nos
permite estudiar la sociedad y las distintas realidades culturales que
la integran (familia, grupo de iguales…).
¿Qué se pretende con la introducción del cine en las aulas? ¿Qué beneficios podría aportar al proceso de enseñanza aprendizaje?
Como en todo acto didáctico, preocupan tanto los procesos como los
resultados. Importa, por tanto, que el alumno desarrolle sus capacidades
de redacción e investigación; de creación, de análisis y de síntesis. A
ello deberían sumarse también conocimientos básicos sobre la
realización de la obra, las fases de su proceso y un amplio vocabulario
relativo al cine.
A) Los objetivos planteados para educación primaria podrían ser:
– Promover el diálogo entre el alumnado para que pueda expresar sus
sentimientos, emociones, vivencias y opiniones de una manera más
sencilla y clara, favoreciendo un clima de confianza y cercanía entre
ellos, propiciando además el trabajo colaborativo.
– Utilizar la comunicación como elemento principal para la resolución de sus conflictos diarios.
– Desarrollar el sentido crítico frente a la realidad que rodea al alumno.
- Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico:
– Mejorar el conocimiento de los alumnos sobre el mundo y la realidad sociocultural en la que viven.
– Trabajar el concepto de multiculturalidad conociendo costumbres y tradiciones de otras culturas.
- El tratamiento de la información y la competencia digital:
– Emplear Internet para la búsqueda de información.
– Reconocer y utilizar elementos del lenguaje audiovisual: planos, encuadres, secuencias…
- Competencia social y ciudadana:
– Desarrollar destrezas y habilidades como la sensibilidad cultural y la superación de malentendidos y estereotipos sociales.
– Reconocer y apropiarse de actitudes y valores tanto propios como del grupo (solidaridad, igualdad, tolerancia, amistad…).
- Competencia cultural y artística:
– Desarrollar el gusto por el arte (cine, literatura, televisión…).
– Establecer y conocer las relaciones existentes entre cine y literatura.
B) Objetivos referidos a temas transversales:
La educación primaria (al igual que la secundaria) tiene como
principio básico desarrollar las capacidades necesarias para hacer de
los alumnos ciudadanos/as íntegros. Podemos hablar, por tanto, de una
doble faceta de la educación: por un lado, una parte científica basada
en transmitir conocimientos y, por otro, una función moral y ética
basada en la recuperación y transferencia de estos valores.
- Educación para la paz y la interculturalidad:
– Promulgar la convivencia pacífica basada en la tolerancia frente a
las opiniones diferentes y la aceptación de otras razas y culturas
(multiculturalidad).
- Educación para la igualdad de oportunidades:
– Asumir y aceptar las diferencias entre sexos, razas y culturas.
– Promover la igualdad de oportunidades y la integración.
- Educación moral y cívica.
– Trabajar la integración en la comunidad y el sentimiento de pertenencia a un grupo (convivencia).
– Solucionar problemas que les afecten tanto a ellos como a quienes les rodean.
– Promover y desarrollar actitudes relacionadas con la conservación y mejora del medio ambiente.
- Educación en medios de comunicación y educación del consumidor:
– Desarrollar el sentido crítico frente a lo que vemos, nos ofrecen o consumimos.
– Ilustrar acerca del poder de los medios de comunicación de masas y
la publicidad, así como de los peligros derivados del consumo abusivo e
indiscriminado.
C) Objetivos referidos al lenguaje cinematográfico:
No se puede pretender que los alumnos sean unos expertos cinéfilos,
que conozcan todo el entramado que gira en torno al séptimo arte, pero
sí que aprendan algo acerca de su funcionamiento y tengan algunas
nociones sobre sus usos y lenguaje:
– Reconocer los roles típicos del cine (personajes tipo o clásicos):
el protagonista o héroe, el antagonista o villano, el viejo sabio, el
príncipe azul, la princesa, la dama en apuros, el bufón o gracioso…
– Percibir el tiempo cinematográfico, conocer las secuencias, el
flash-back…
– Controlar y conocer los diferentes movimientos de cámara:
travelling, barridos, cámara subjetiva…
– Ser capaces de diferenciar entre voz en
off, sonido ambiente, grabación de estudio y doblaje, entre otras.
– Percibir y ser partícipes del lenguaje musical, los tipos de música
y la instrumentación como elemento integrante del propio lenguaje
cinematográfico (bandas sonoras).